El día es la tiniebla,
la noche el cruel dolor
y mi amor es una espina,
es doloroso aguijón
que se ha clavado en mi alma
como si fuese un arpón.
Herida de muerte tengo
de tan rojo bermellón
que al resbalar por mis venas
aumenta mi desazón.
La muerte lenta me cerca,
me cerca sin compasión
y yo la llamo a mi lado
con deseo, con ardor.
Mas ella no acude presta
al mandato de mi voz
porque así no lo desea
el amor del Redentor.
Sé el primero en comentar