El verdor de tus pupilas
es el agua cristalina
que corre por el arroyo
cantando alegres canciones
que el viento va pregonando.
Noche negra y tenebrosa
son tus cabellos rebeldes
que tienen el brillo del sol,
la bravura de la muerte.
Tu piel oscura y broncínea
proclama a voces tu estirpe.
Tu sangre que es española,
al golpear en tus venas,
va murmurando en silencio
palabras de amor que queman.
Una española, también
de tu estirpe y tu bandera
que adora a tu mismo dios
que por ti y por ella reza,
te recuerda con amor
que no olvides la promesa
que un día no muy lejano
hiciste de no dejar de quererla.
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