¿Has sufrido en tu vida
una amarga decepción?
Es cruel y sanguinaria.
Hace daño y aniquila la ilusión.
La fantasía, gloria celeste,
el polvo y la ceniza sepultó.
Fue un golpe brusco
que la dura realidad decapitó.
Aquí me tienes,
pequeña e indiferente,
resignada, triste
y sin rencor.
Aquí me tienes,
llorosa y vehemente,
sin que vacile un ápice
mi firme decisión.
¿Quién tuvo la culpa?
El silencio.
El silencio mezquino, burlador,
con su tela tupida de araña,
envolviendo indolente mi dolor.
Quiero decirte, mi amor,
Hoy ya encontré ese algo que esperaba
Como límpida violeta delicada,
Todo lo creía puro,
El pedestal de aquel sueño