La aguda sombra de mortal neblina herida
se derrumba sojuzgada por denso telón de bruma.
Desagarrada el alma pura en girones de tristura
va buscando la esperanza por las sendas de la duda.
En el cadalso perece la ilusión recién nacida
como una rosa tronchada en frágil jarrón de China.
¡Tiembla llorosa y suplica por quien le quita la vida,
Muere entre tiernas plegarias que un ángel al cielo envía!
No llores por ella, amor, que ya consiguió la dicha,
solloza por tu destino que te prohíbe seguirla.